Dread Mar-I era el líder de Mensajeros, una de las bandas de reggae que más creció. Para sus colegas, es una de los mejores cantantes locales.
Si fuera el aviso de un estreno cinematográfico, la foto de Dread Mar-I estaría acompañada por la frase: "Dijo Guillermo Bonetto, de Los Cafres: «Es la mejor voz del reggae local»". Y es que, por lo bajo, la mayoría de sus colegas coincide en que Dread Mar-I es el cantante que el reggae argentino estaba necesitando. Al frente de Mensajeros, una banda que ganó adeptos en los últimos años como para salir del "under jamaiquino", Dread se consagró al rastafarismo, dejó de llamarse Mariano y se dedicó a difundir el mensaje de su Dios. "Yo escucho reggae desde los 11 años -admite-. Me di cuenta de que era la única música que no me cansaba, que podía escuchar todo el día. De chico escuchaba hardcore melódico, era muy amigo de los chicos de Insane, hasta que un día me invitaron a cantar un tema que tenía un fragmento reggae. Ahí me di cuenta de que quería dedicarme a esto, pero el golpe final lo sentí en un recital de Mensajeros. Conocí otro mundo: rastas, dreadlocks, otra cultura. Y flasheé."
Esa noche, el chico que aún respondía al nombre de Mariano fue descubierto por la banda que luego pasaría a liderar. "Tocaban varios grupos y, entre tema y tema, había un sound system, es decir alguien que canta sobre pistas grabadas. Yo subí, me escuchó el cantante del grupo y me invitó a probarme." El final del cuento está claro. La voz de Mensajeros dio un paso al costado y le dejó su lugar a Dread Mar-I.
Ahora, al menos por un rato, el cantante se corta solo. "Tenía muchos temas compuestos que no encajaban en el grupo y éste era un buen momento para grabarlos." Canciones que hablan de Dios o, mejor dicho, de Jah, de respeto y, sobre todo, de amor.
Un una tarde de sol, Mariano Castro esconde sus dreadlocks bajo un gorro afro de inmensas proporciones. Igual, es imposible ocultar su aura rastafari. Le brota cuando habla, gesticula o camina. Y deja poco lugar a las dudas: aún sin pisar “Tierra Santa”, es uno de los tantos pibes argentos que lleva el DNI de Jamaica en el alma. “Escucho reggae y no sé que dicen las letras, porque son en inglés y no sé inglés. Igual, sin saber, sé. Es difícil transmitirte a vos lo que siento yo, eso es el reggae: lo más allegado a sentir a Dios a través de la música”, se presenta. Está claro que la impronta Selassie viene en paquete: anuda roots, mística y fe.
“Jah es mi pastor, nada me faltará”. La frase bíblica, en rigor, explica mucho sobre su primer disco solista Jah guía. Dread Mar I –así se puso– optó por las privaciones materiales propias de la fe rasta. “En un momento sólo tuve arroz para comer y té para desayunar. Sin embargo, no me faltó nada”, cuenta. El quiebre fue cuando Mariano se incorporó a Mensajeros, banda con predicamento dentro del género, y pasó cuatro meses viviendo en el departamento de la abuela de Nacho, el baterista, sin gas ni agua caliente para bañarse. “Un día caí en El Sótano. Tocaban Mensajeros, Nuevas Raíces, Riddim y me topé de lleno con el mundo reggae argentino... dreads, rastas y la música que quería hacer. Era mi camino.”
Ese mismo día, Mariano fue convocado por Dany, ex cantante de Mensajeros, para integrarse como corista (“me escuchó cantar sobre los temas”) y se quedó seis años. “Mensajeros fue mi universidad, porque me hizo conocer a toda la gente que hace reggae en el país”. A la par, comenzó a edificar un lugar. Se dejó crecer los dread, se inmiscuyó en el rastafarismo y, por azar, despegó solo. Mediante Roberto Ruiz, hombre clave del mundo fanzinero, grabó un tema (Santiago) para un compilado de reggae. Y surgió la idea de hacer un disco solista. “Un día, en Quequén, conocí a la gente de Gravedad Zero haciendo surf y pintó la posibilidad de grabar sólo el tema Inspiración. Mi separación de Mensajeros no fue por una pelea. Sentí un click y no pude volver atrás.”
Jah guía consta de diez canciones. Pero Guide Light –que abre el disco– aglomera su contenido religioso: “El hombre propone y Jah dispone”. Aunque algo deja traslucir con el apodo. Dread Mar I, traduce, es la conjunción de los dread que porta, más la abreviación de Mariano y el yo, que para los rastas no se diferencia del vos. “Me puse así porque los rastas dicen yo y yo. Ellos creen que en el principio de la humanidad no éramos vos y yo, éramos yo y yo, hasta que alguien metió la cola y nos separó. Dejamos de ser hermanos y empezaron la diferencias.”
Dread Mar I presenta Jah guía el 3 de noviembre en La Trastienda.
Mensajeros
De las 14 canciones que pueblan Luz, tercer y último disco de Mensajeros, nueve pertenecen a Mariano Castro (ver la otra nota). ¿Qué queda después de su ida? “Lo más notorio por el momento es que no se va a hablar de rastafarismo, porque ya no quedan ‘rastas’”, lanza Germán Albuin, guitarrista sobreviviente de la banda original. “Va a existir una mayor apertura musical, vamos a ahondar en las músicas que hicieron posible el reggae.” Mensajeros puede seguir surcando los caminos del reggae, abstrayéndose de abandonos. De hecho, es el rasgo que identifica su historia: desde 1996 a la fecha mutó, cayó, se levantó y siguió. “Soy el que se encarga de mantener unida a la gente y llevar adelante la parte espiritual. No falté a ningún ensayo”, saca pecho Yerman.
Hoy lo acompañan Alejandro Ramos en guitarra, Adrián Romero en teclados, Gabriel Marre en bajo, Nacho en batería y Raymon en saxo, que toma cierta distancia del purismo. “Pienso que no hay nada puro, porque el reggae que hoy llamamos puro en realidad salió de otra mixtura.” Luz, entonces –pese a la presencia de Mariano– es un fresco de impronta jamaiquina que no se priva de aportes “con la misma esencia”. Muchos de sus temas suenan más que familiares al reggae (Agua, Crueldad, Tú y tu amor) o al colocón (Destruirá maldad), pero otros buscan nuevos sonidos: una balada con piano (Jah mío) y una de las composiciones de Yerman (Alma) que huele a soul. “Desde un principio, tratamos de respetar a full la música de Jamaica y no meterle condimentos de acá. Es una apuesta a lo más puro posible y lo seguimos sosteniendo. Algunos piensan que no lo logramos, pero creo que sí. Fue la idea fundamental durante los nueve años que lleva el grupo”, replica el guitarrista.
(ENTREVISTA A PAGINA 12 DEL DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2005)